Sobre mí.

Más que expresar una idea, lo que me empuja a crear es precisamente tener la posibilidad de hacerlo. Es la rebeldía incontrolable ante la realidad predecible.

A través de la experiencia con la materia pictórica puedo habitar las fronteras de lo consciente.

La génesis de mis ideas está en estímulos externos. Vislumbro las imágenes tras la lectura de un poema, la escena de una novela, una canción o durante un paseo. Parto del caos provocado de la materia y busco las formas concretas, las referencias poéticas y sus interrelaciones. Durante el proceso todo se va supeditando al diálogo de los elementos que estructuran la ventana pictórica.

Entre capas de pintura irrumpe la reflexión y la intención del mensaje: la verdad fundamental que contienen la unión natural de las formas con el equilibrio de la psique.

Para transmitir mis emociones al plano bidimensional, sólo el óleo sobre lienzo me permite elaborar las atmósferas y transparencias que busco.

No existe una única verdad ante mi obra. Sugiero un lugar donde la realidad no exista y experimentar no exija conocimientos previos. Un viaje abierto al deambular del espectador, que tiene libertad absoluta de interpretación sin riesgo de equivocarse. Yo propongo acontecimientos silenciosos y el que mira descubre su legítimo mensaje.

De la realidad me interesa justo lo que esconde, lo que no veo pero puedo intuir.

Esta pulsión es la que quiero volcar a mi pintura, la que interpela al mundo interior y sensible que habita en cada ser humano.